martes, 14 de julio de 2015

Aniversario. John Keats (Londres, 1795 - Roma, 1821)

El joven poeta “cuyo nombre se escribió en el agua”

Leer a John Keats es experimentar un placer estético que te transporta a otros mundos. Sus ambientes ubican al lector en una historia remota, plena de fantasía, de mitos y que, a su vez, tiene su raíz en situaciones estrechamente ligadas a realidades humanas concretas.

John Keats
Con abrumadora elegancia y una técnica admirable -adquirida por méritos propios y que ha sido equiparada a la de Shakespeare-, sus versos son también narraciones sobre universales, cuentos que ubican al poeta en ese neblinoso territorio intermedio entre la ensoñación y la realidad. El leit motiv es una pugna vertiginosa entre poesía, poeta y filosofía, que enaltece el sufrimiento humano como forma de dejar aflorar la creatividad.

Se cumplen dos siglos y dos décadas del nacimiento del poeta inglés John Keats (Londres, 1795- Roma, 1821). Condenado por su juventud y su canto al amor adolescente, por su relación con la intelectualidad liberal y por una  falta de acercamiento a los temas de la sociedad de su tiempo, Keats ha quedado, sin embargo, como uno de los autores que dotó de una profunda personalidad al Romanticismo, lejos del arquetípico poeta maldito. En España fue muy poco reconocido respecto a sus contemporáneos.

Sin mostrar un exceso de adoración al yo, el poeta bebió del entorno, buscó la creatividad en el impulso, tendió la mano a la mitología clásica con su potencia intuitiva. Cultivó una constante pasión por la comunicación con la Belleza, un ideal que consideraba alcanzable desde la propia naturaleza.

Esa tensión entre imaginación, razón, poesía y filosofía queda reflejada en Lamia (seductor mito clásico conocido por chupar la sangre a los niños), en la que los tres protagonistas (Lamia, Licio y Apolonio), son identificados con la poesía, el poeta y el filósofo, respectivamente. El este relato poético, la racionalidad asignada al pensador supone una traba al ideal.

Lamia, John William Waterhouse (1905)


“… Licio, feliz, sentado en el lugar de honor
solo tenía ojos para Lamia hasta que,
saliendo de su trance amoroso, tomó
una copa repleta hasta los bordes,
buscó, en el lado opuesto de la mesa,
la mirada fruncida de su antiguo maestro
y brindó a su salud. El filósofo calvo
mantenía la vista fija, sin ningún guiño,
en la angustiada novia, intimidando
su belleza, inquietando su delicado orgullo”.


Lamia (John Keats- Editorial Reino de Cordelia, 2012)


Sus primeros maestros fueron Shakespeare, Spenser y Milton, estuvo relacionado con Wordsworth y Coleridge y fue defendido encarecidamente por Percy Shelley o Lord Byron. Tan intenso fue el concepto que Shelley tuvo de Keats que cuentan que el cadáver del Shelley -ahogado en Livorno- apareció con un volumen del poeta inglés en el bolsillo.

Aprendiz de cirujano, estudió Medicina en el Guy´s Hospital de Londres, graduándose en Farmacia. A los 21 años decidió dedicarse a la poesía. Se enamoró de Fanny Brawne y, cuando apenas contaba con 25 años, la tuberculosis truncó su posible matrimonio.

Aunque sus escritos se remontan tiempo atrás, en tan sólo cuatro años plasmó su pulsión poética a raudales. La crítica se cebó con él, sobre todo tras la publicación de Endymion (1818), la historia mítica de un pastor seducido por una deidad lunar. De ambiente bucólico, el poeta ya alude aquí a la Belleza como única vía para la aceptación del destino.

En el desolado panorama en el que los tritones fueron desbancados por los dioses del Olimpo se desarrolla Hyperion (1820), una de sus obras maestras. La intensidad de los versos hace que el lector vuele sobre los escenarios en los que Hyperion, Dios del Sol, intenta levantar los decaídos espíritus de sus compañeros caídos.

La conquista del arte

Además de los Sonetos, dedicados a amigos, familiares y maestros (algunos también profundizaron en el proceso poético y la condición humana), las Odas de Keats (escritas entre abril y mayo de 1819), se han convertido en elevadas manifestaciones del sentimiento de fracaso y la limitación humana y artística. De entre las más bellas encontramos Oda a Pisque, Oda a una Urna Griega y Oda a un Ruiseñor -de la que mostramos aquí un fragmento-:

VIII

“…. ¡Adiós! La fantasía, geniecillo embustero,
no es tan buena engañando como su fama indica.
¡Adiós! ¡Adiós! tu himno lastimero se pierde
más allá de estos prados, sobre el arroyo quieto,
ladera arriba, y luego penetra hondo en la tierra
              de los claros del valle colindante.
¿Fue aquello una visión o un sueño de vigilia?
Ya se esfumó esa música. ¿Duermo o estoy despierto?”

Odas y Sonetos (John Keats- Ediciones Hiperión, 1995)

En esta oda el tema recurrente es el arte, el momento del rapto que dará lugar al proceso creativo para entrar en la región atemporal del mito. La muerte representa este paso, pero, al final surge la posibilidad del engaño. La pregunta es del todo arrolladora: ¿Alcanzamos lo sublime a través del arte o éste solo supone una evasión momentánea de la realidad?

Entre las obras poéticas más significativas de Keats podemos encontrar Sueño y Poesía (1816), Endymion; un romance poético (1817), Hyperion (1818), La Víspera de Santa Inés (1819), La Belle Dame sans Merci: una balada (1819), Oda a Psyche (1819), Oda a un ruiseñor (1819), Oda sobre una urna griega (1819), Oda a la melancolía (1819), Oda a la Indolencia, (1819), Lamia y otros poemas (1819), Al Otoño (1819) y La caída de Hyperion: un sueño (1819).

La Belle Dame sans Merci, Frank Dicksee

John Keats fue enterrado en Roma en 1821. En su tumba puede leerse: “Aquí yace alguien cuyo nombre se escribió en el agua”.

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