lunes, 15 de junio de 2015

La mirada invisible


   Rosa Ribas

 Escritora

Sin  apenas darte cuenta y con la mente llena de preguntas por responder, la suave cadencia de su voz te sumerge sutilmente en un universo literario sugerente y enigmático. De actitud pausada y carácter inquieto, Rosa Ribas (Prat del Llobregat, 1963) -escritora catalana afincada en Fráncfort, lleva impresa en sus ojos una dulzura sabia, moldeada por la experiencia, cargada de indefinible nostalgia y de amabilidad. 

Rosa Ribas se mueve desde hace más de veinte años entre dos culturas. Lejos de lo que pueda parecer, la vida en Alemania ha acentuado en ella la dificultad para expresar su visión sobre ambos países. Sabe que hay un tiempo límite en la estancia y que cuando lo sobrepasas, si vuelves, ya has dejado algo de ti mismo, ya has construido un pasado. Ahora es lo que le marca la vida.

Sus novelas hablan de desarraigo, de la búsqueda de identidad y de la visibilidad o  invisibilidad de una persona en su contexto. En numerosas ocasiones, la trama criminal le ha servido para conducir sus relatos, pero no se siente cómoda cuando de pronto le llueven las etiquetas. “No me considero una escritora de género”.   Aunque cinco de sus novelas se han calificado de “negras”, la primera, El Pintor de Flandes (2006), es una novela histórica.  “No es premeditación o moda, eso no funciona. Lo importante no está en cómo se resuelve el crimen, sino en la forma de expresar estas inquietudes vitales.  Es un proceso que completas a posteriori”, afirma la escritora, dando un énfasis rítmico a sus palabras, reforzadas por el blanco mechón que enmarca su perfil.

    De niña solía improvisar cuentos para su hermana Montse cada noche. El final, debía esperar a la mañana siguiente porque siempre se quedaba dormida y a ella le tocaba lidiar con el insomnio. Rosa rememora con cariño cómo su madre decía oír una vocecita a lo lejos.

Sin embargo, el recuerdo más temprano que posee sobre sus inicios en la escritura, (aunque nunca ha parado de crear historias), se remonta a la academia del pueblo. Fue su maestro, Don Juan, harto de escuchar un murmullo incansable, quien le incitó a compartir en público su inventiva. Un buen día, salió a la pizarra e hizo llorar a sus colegas de clase, incluido aquel chico duro por el que sentía especial admiración, con la historia de un toro que no quería salir al ruedo. El poder social de las palabras comenzaba a fluir en su conciencia.

Por aquel entonces ya poseía una fuerte inclinación narrativa que más tarde le llevaría a tomar la decisión de estudiar Filología. “Creí que me ayudaría a ser escritora y acabé adquiriendo un conocimiento enciclopédico de la literatura, aunque me sirvió para leer mucho”, asegura. Durante unos años, vivió en un compás de pausa y se entregó a lo académico. En aquellos momentos, soñaba con la paz necesaria para aferrarse a la pluma y perder el miedo a exponerse. Así, haría justicia a su concepto de la literatura como “acto de comunicación”.

    El punto de inflexión, relata, vino tras concluir su doctorado sobre la conciencia lingüística en Europa, expresada en la experiencia de un grupo de viajeros alemanes que entre los siglos XVI y XVII se trasladaron a América en los barcos de los conquistadores españoles y portugueses. “Al entablar relación con los indígenas, comenzó a nacer el discurso que más tarde justificaría la colonización a través de costumbres y símbolos culturales”, explica.


La narrativa como búsqueda del origen

Pensión Leonardo (2015, Siruela), ha venido a romper el tópico. Su última novela, que la autora define como “de iniciación, psicológica y que habla de la inmigración, entre otras cosas”, ya recoge el eco del público a pesar de su reciente publicación. Ribas se muestra muy satisfecha con su acogida. “Se está mencionando en positivo”, comenta con entusiasmo.

De matiz costumbrista, no existe en Pensión Leonardo la clásica investigación ni el asesinato por desentrañar. Llena de descripciones y alusiones a la visión infantil del entorno, el retrato social se expresa a través de la mirada de una niña que observa porque se siente “no vista” y cuya motivación esencial es la búsqueda personal a través de una historia familiar desconocida. El motor del relato es, por tanto, el punto de partida.

En este sentido, también es una novela sobre la necesidad de contar y contarse historias. Ribas define a Lali, la protagonista, como “una escritora en potencia”. “Ella se hace los mismos planteamientos que un escritor cuando se pone a escribir, sin seguir un plan. Es algo que está en su esencia” y añade: “Con el tiempo, descubrí que yo tenía algo de Lali. Lo construye todo a partir de los que sabe, lo que imagina y lo que le cuentan”.

No obstante, en alusión a los estereotipos impuestos y las tan perseguidas asociaciones autobiográficas, la autora confiesa que La detective miope (2010), es su novela favorita y la más personal, en dura competencia con Pensión Leonardo. “Tampoco es una novela negra”, recalca. En este caso, cuenta cómo los más ortodoxos del género le han achacado la falta de coherencia en la resolución del final. “La protagonista actúa acorde a su estrafalario universo, a su proyecto de venganza, de ahí que el relato no siga una lógica ordinaria”, apunta.


74ª Feria del Libro de Madrid

La  presencia de Rosa Ribas en la 74ª edición de la Feria del Libro de Madrid ha dado otro impulso a Pensión Leonardo. Lectores de todas las edades también pudieron ver rubricados por la autora sus ejemplares de la novela corta Miss Fifty (2015, Reino de Cordelia), la ya conocida superheroína cuyas aventuras han sido ilustradas por María Espejo.

El calor que le han brindado en la feria se refleja en su rostro que, a pesar del cansancio de estos días, exhala esa satisfacción de sentir que todo ha merecido la pena. Por otro lado, ha valorado mucho el alma literaria del evento, por encima de su carácter social. “Este año veo muchos escritores y menos fantasmas”, concluye.

A la publicación de su primera novela, El Pintor de Flandes, en 2006, le siguió Entre dos Aguas (2007), el inicio de la serie protagonizada por la comisaria hispano-alemana Cornelia Weber-Tejedor y completada por Con anuncio (2009) y En caída libre (2011). En octubre de 2010 ve la luz La detective miope. En 2013 y 2014 se publican Don de Lenguas y El gran frío, respectivamente. La editorial Reino de Cornelia edita en marzo de este año Miss Fifty, con nuevas ilustraciones de María Espejo. Pensión Leonardo es su última novela.

domingo, 14 de junio de 2015

Reino de Cordelia, Menoscuarto, Ediciones del Viento

Tres editores independientes nos devuelven al paraíso perdido


De izquierda a derecha, Jose Ángel Zapatero (Menoscuarto Ediciones/Cálamo), Eduardo Riestra (Ediciones del Viento) y Jesús Egido (Rey Lear/ Reino de Cordelia) son tres editores independientes que han sabido sortear los caminos impuestos por la industria editorial y las tendencias. Han apostado fervientemente por el paraíso perdido que al fin y al cabo se convierte en la razón de ser de los libros. Se puede decir que se la juegan. Y lo hacen sin renunciar a la calidad, tanto en la recuperación de títulos con riesgo de caer en el olvido como en el afán de dar cabida a autores españoles contemporáneos. Tres visiones diferentes en la forma pero fuertemente unidas en lo esencial.


Un eclecticismo coherente
Jesús Egido (Rey Lear/Reino de Cordelia)

Del ideario negro manchego que exhala el concepto social de la novela presente en el Plinio de García Pavón al trabajo del ilustrador y guionista Miguel Ángel Martín, pasando por la obra de Oscar Wilde, Shakespeare, Chéjov, los cuentos rusos ilustrados, la mitología, Julio Camba o Azaña.

Una de sus apuestas más recientes son las Cartas de Arrabal, selección de las epístolas “más interesantes e influyentes del autor… Abre con la que le dirigió al general Franco en las postrimerías de la dictadura y que provocó la ira del Caudillo”.

Jesús Egido abraza a clásicos y contemporáneos con una visión muy ecléctica. Posee una vocación periodística que enriquece su percepción global de la cultura española y su agudo criterio social, cargado de sarcasmo. Al igual que sus colegas, cree en las sinergias y la solidaridad en el sector como vía para fortalecerse. “Este es un país que lee poco, que desprecia la cultura y el libro y además se presume de ello”. “El Ministerio de Cultura deja de dar ayudas y nadie dice nada. Los políticos no compran libros. Es llegar a la Moncloa y dejan de hacer vida social”, dice en un tono enérgico, reforzado por su expresiva gestualidad.

Aún así, y a pesar de la crisis, afirma que la gente sigue leyendo: “Pronosticaban que en cinco años las ventas descenderían un 40%. Es un bajón endémico pero se volverá a comprar. La tecnología no hace que la gente lea más”.

Egido, muy ligado al escritor y traductor Luis Alberto de Cuenca, trabaja ediciones nuevas y mejoradas, dotadas de personalidad propia, con algunas tipografías que recuerdan al rojo de los cuentos clásicos ingleses. Es evidente que invierte en lo que hace, en todos los sentidos. La novela, el ensayo, la poesía, lo fantástico, la literatura internacional y la española son algunas de sus propuestas. Además, mima especialmente a los ilustradores. Una trayectoria que ha sido galardonada por segunda vez con el Premio Nacional de Edición en 2010.


Dos de sus actuales proyectos más ambiciosos se han podido ver en la 74ª Feria del Libro de Madrid. Drácula (Bram Stoker), con ilustraciones de Fernando Vicente, fue motivo de la exposición central del evento y 2º Premio Nacional al Libro Mejor Editado. Otro de sus grandes éxitos ha sido La Saga de los Forsyte, de John Galsworthy, con traducción de Susana Carral.
En dos trilogías, Reino de Cordelia recupera las novelas sobre una familia burguesa en la Inglaterra victoriana. Fue la saga más vendida en siglo XIX; incluso la BBC emitió una serie documental basada en los libros. Egido resalta que en la saga “también hay presencia española, los protagonistas viajan a España y existe interés por los conflictos sociales”.


La potencia narrativa de lo inquietante
José Angel Zapatero (Menoscuarto Ediciones/Cálamo)

Apasionado del jazz (género musical que casi emula sus iniciales), José Ángel Zapatero comenzó su andadura editorial con la colección Reloj de Arena (2004), a la que se han adaptado con éxito  la narrativa breve, el cuento y el microrrelato, para luego ampliar el horizonte hacia la novela, el pequeño formato y el ensayo. Zapatero ha editado los cuentos completos de Miguel Delibes y Carmen Laforet, así como la narrativa breve de Lorca.

También en la colección Reloj de Arena, se han incluido historias truculentas como 29 cadáveres, de Pepe Cervera, el retrato psicológico de varios asesinos en serie. Citar además los Cuentos Republicanos de García Pavón. En la línea de novela Cuadrante Nueve, se ha dado especial importancia  a autores como George Orwell o Evelyn Waugh.

Su personalidad también la define su gusto por el relato histórico y los clásicos, con títulos como El fogonero de Franz Kafka (ilustrado por Toño Benavides), Cuartel General, la experiencia del general Miaja en la Guerra Civil desde la trinchera o uno de sus títulos más recientes, Memoria de Guerra.

Menoscuarto se caracteriza por lo estudiado de sus ediciones, la elección de fotos de autor para las portadas y la importancia que da a la divulgación y a los prólogos.


Literatura de viajes, romanticismo y grandes valores
Eduardo Riestra (Ediciones del Viento)

Su colección de literatura de viajes es la más emblemática de su trabajo como editor. Los Días de Birmania de George Orwell  supuso el símbolo del comienzo de su andadura. Posteriormente, editaba a Chateaubriand, Rimbaud, John Dos Passos, Kipling, Mark Twain, Jack London o Aldous Huxley. Se confiesa admirador del continente africano, por lo que en su criterio han estado muy presentes referentes como Livingstone o Cameron. Asimismo, ha recuperado El invitado de Drácula y Cuentos inéditos de Bram Stocker.

La colección Viento Abierto, que mira hacia la narrativa actual con una selección basada en la calidad literaria, ha acogido a grandes valores contemporáneos como Óscar Esquivias. Otra de sus líneas es la importancia concedida a la literatura del siglo XX, con la edición de autores españoles, ingleses, americanos y portugueses.

Riestra expresa una firme reivindicación por revalorizar el trabajo de los jóvenes autores españoles en un panorama en el que “sólo parece interesar lo de fuera”. “Me parece una mezcla de falta de autoestima, moda y frivolidad”, añade.

Un ejemplo actual de este afán por impulsar a los nuevos valores  ha sido la publicación de Por encima de mi cadáver, de Mario Cuesta Hernando. Este guionista de formación periodística -que ha trabajado para programas de televisión como Desafío Extremo o Paramount Comedy- dedicó en la 74ª Feria del Libro de Madrid ejemplares de su diario de viajes, un recorrido por Siria, Líbano y la Turquía kurda para reencontrarse con sus amigos en la Primavera Árabe.